5 nov 2007

SUEÑO CON AROMA A COCO Y VAINILLA


El clima se torna un poco más dulce a medida que el olor a vainilla y coco invaden la casita de doña Gasparina ubicada en General paz al 1417. Las mesas largas llenas de redonditos, los tapers pintados con dulce de leche, la harina decorando el piso de la cocina en donde seis personas trabajan haciendo alfajorcitos de maicena.

La temperatura es un poco más alta que la de afuera, quizás por la cocinita o por el amistoso ambiente de trabajo. Todo tiene sentido en el emprendimiento de Gasparina quien obtuvo el crédito del banquito el año pasado. Ahora sueña con ampliar sus ventas y su equipo de trabajo a través de la ayuda del recredito.

Con un tono bajo y dulce Gasparina sueña en voz alta “con el recredito quiero hacer una entrega para comprar una motito, de esas que tienen un acople atrás para hacer la reparticiones de los alfajorcitos”. Pero eso no es todo ella quiere un poco más “voy a comprar más materia prima, y si todo marcha como esperamos quiero incorporar una persona mas al equipo de trabajo”.

A Gasparina con tanto trabajo no se le puede preguntar cuantas horas se dedica a hacer los alfajores sino cuantas horas duerme “son pocas horas de sueño, con mi marido solo dormimos cuatro horas por día”. El cansancio no se nota cuando se la mira a los ojos, pero cuando estira la masa y hace los redonditos con un molde manual da cuenta de lo que significa tener paciencia.

Para Gasparina el banquito “renovó nuestras esperanzas, ya que con la plata no solo compro insumos sino que me da tranquilidad sobre mi trabajo”, pero esa respuesta trajo aparejado una mínima historia. “Mi marido trabaja mucho conmigo en la cocina, dormimos poco, a demás es el quien sale a repartir los alfajorcitos. Es para él la motito, porque ya es grande para soportar tantos kilómetros en un bicicleta tan maltratada”.

Gasparina inicia este labor en la cocina hace cuatro años cuando la crisis económica afecto a toda la familia, entonces se decidió por los alfajorcitos, su marido se había quedado sin trabajo, ella también, pusieron el pecho y todo marcha ahora con mas tranquilidad. “Afianzamos la confianza, la unión familiar, el creer en la palabra, todo se experimenta, nosotros aprendimos mucho del banquito de la buena fé”.

“Amas de casa con proyecto” así denominaron el nombre del grupo cinco señoras con una ilusión entre las manos. Gasparina es integrante del este grupo junto con Rita (quien es la madre del equipo), Olga, Nuvia y Mirta, quienes se mantienen unidas por la misma esperanza; crecer en sus emprendimientos. Todas escriben con lápices, se pelean por los borradores, se ríen y rellenan los pasos a seguir de la carpeta de proyecto. Esperan ansiosas la entrega del recredito, con el cual van a transformar y mejorar las condiciones de sus emprendimientos.

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